Me declaro fan de preparar pan casero en casa. El día del libro estuve en la mesa que colocamos delante de la librería todo el día y me dí cuenta que mucha gente le echaba un vistazo a los libros de panes, aunque solo fuese por curiosidad. Y es que es una moda que cada día tiene mas seguidores, yo incluido.
Son varias las recetas de panes que he publicado ya en el blog, como la de los panecillos fáciles, el challah (pan trenzado judío), el pan rápido de aceitunas negras, el pan de pita o el pan de leche.
Por regla general, en una receta tradicional de pan la cantidad de agua es un poco más de la mitad de la cantidad de la harina. En este caso la cantidad de agua se eleva casi hasta igualar la cantidad de harina. La masa queda muy pegajosa y difícil de manejar, por ello primero debemos añadir la mitad del agua, en este caso son 400 mililitros de agua tibia, y trabajar la masa como un pan tradicional. El truco es que la levadura actúe y le de consistencia al pan a través del gluten. Iremos añadiendo más agua poco a poco hasta que la masa haya absorbido toda el agua y nos quede una masa uniforme y lisa. Si añadimos de "sopetón" toda el agua la harina no la absorberá bien y el resultado será una masa demasiado acuosa sin una estructura de gluten que la mantenga unida.
La verdad es que leyendo el párrafo de arriba me he puesto bastante técnico, pero elaborar un pan como este es muy sencillo. Sigue la receta tal cual te la explico y al acabar ya estarás pensando cuando volver ha hacerlo en casa. Espero que lo hagas, y si es así, házmelo saber en mis redes sociales.
Pan Pirenaico
Preparación: 30 minutos + 2 horas de fermentación
Cocción: 30-40 minutos
Raciones: 1 pan grande
Ingredientes
1 kilo de harina de fuerza
20 gramos de sal
50 gramos de levadura fresca
800 gramos de agua tibia
Elaboración
Mezclamos en un bol grande la harina, la sal, la levadura y la mitad del agua (400 mililitros). Mezclamos hasta obtener una masa homogénea y lisa. Vamos añadiendo muy poco a poco el agua restante sin dejar de amasar. No os asustéis porque el resultado final sea una masa mocosa, pegajosa y muy ligera. Nada que ver con las recetas de pan que estamos acostumbrados ha hacer.
Tapamos la masa con papel film y dejamos fermentar 1 hora dentro del horno apagado. Lo de meterlo en el horno apagado lo hago porque la masa necesita un sitio sin corrientes de aire para fermentar. Así que usar el horno apagado y cerrado es una idea que todos tenemos al alcance y no cuesta nada.
Pasado el tiempo espolvoreamos harina sobre la mesa de trabajo y sacamos la masa del bol. La colocamos sobre la mesa de trabajo y le damos forma metiendo los bordes hacia el centro. Nos enharinamos las manos con una pizca de harina para que no se nos pegue mientras lo hacemos. Cuando tengamos la forma de bola hecha la colocamos sobre papel de horno en una bandeja de horno con los pliegues que le hemos dado hacia abajo y dejamos fermentar otra hora dentro del horno apagado.
Ahora toca hornear nuestro pan pirenaico. Precalentamos el horno a 200ºC y una vez caliente introducimos el pan unos 30-40 minutos hasta que al golpear la base del pan suene a hueco. Dejamos enfriar y ya podremos cortarlo y comer.
El resultado es un pan con una miga muy esponjosa con mucho alvéolo (los agujeros resultante de la levadura en el pan). Una opción que a mi me gusta mucho es tostar una rebanada de este pan para comerlo en el desayuno. Queda muy crujiente y con un poco de mermelada esta buenísimo.
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