Tarta tatín de manzana

lunes, 14 de julio de 2014


El origen de la tarta tatín se remonta al año 1889 en Francia. Hay muchas historias de como surgió, pero la más conocida, que no quiere decir que sea verdadera, es la historia de dos hermanas que se apellidaban Tatín. Un día en el hotel donde donde trabajaban cocinaron unas manzanas al horno, pero se les pasaron de cocción y las cubrieron con una lamina de masa y la desmoldaron dándole la vuelta. Dando como resultado la actual tarta tatín.



La masa podéis usar dos tipos: la masa quebrada o el hojaldre. La masa quebrada, como su propio nombre indica, es complicada de trabajar ya que es muy quebradiza. Aún así yo me arriesgue y la preparé casera. Si usáis hojaldre casero debéis prepararlo con antelación y su elaboración tiene cierta complicación, pero es más fácil de estirar que la masa quebrada. Para los vaguetes, podéis comprar ambas masa ya hechas en vuestro supermercado de confianza.
Creo que la próxima vez que la preparé usaré hojaldre, casero o no ya dependerá el tiempo que tenga. Pero así comparo el resultado final de ambas tartas.



Tarta tatín

Preparación: 30 minutos

Cocción: 1 hora
Raciones: 4-5 personas

Ingredientes

175 gramos de harina floja
2 yemas de huevo
75 gramos de mantequilla blanda
3 cucharaditas de azúcar
1 cucharadita de sal
Un chorrito de leche
125 gramos de mantequilla
200 gramos de azúcar blanco
2 manzanas grandes
1 limón

Elaboración

En un bol grande tamizamos la harina y añadimos las yemas de huevo y la cucharadita de sal y las de azúcar. Mezclamos con la mano hasta conseguir una masa uniforme. Amasamos 2 minutos sobre la mesa enharinada y formamos una bola. La tapamos con papel film y la guardamos en la nevera 30 minutos.

Precalentamos el horno a 190ºC. Pelamos las manzanas y las cortamos en cuatro trozos y quitamos el corazón de la manzana y todas las pepitas que puedan quedar. Cortamos el limón a la mitad y lo frotamos por las manzanas para evitar que se oxiden. Las reservamos mientras preparamos el caramelo.


En una sartén fundimos los 125 gamos de mantequilla y añadimos los 200 gramos de azúcar blanco para hacer el caramelo. Vamos removiendo a fuego medio hasta conseguir un color dorado. Ten cuidado que no se oscurezca mucho porque si se quema el caramelo tendrá sabor amargo y nos estropearía la tarta. Es mejor dejarlo en un color dorado suave y que se acabe de hacer en el horno mientras horneamos la manzana, consejo de cocinero.


Una vez hecho el caramelo lo vertemos de inmediato en un molde desmoldable de 20 centímetros sobre toda la base. Colocamos las manzanas con la parte exterior boca arriba. Debe quedar la parte donde estaba el corazón de la manzana en contacto directo con el caramelo. 


Horneamos 30 minutos a 190ºC. Pasamos 15 minutos les damos la vuelta a las manzanas para dejar la parte central boca arriba. Así al presentar la tarta nos quedará mucho más curiosa y bonita con la parte redondeada de la manzana a la vista.


Antes de que acabe el tiempo de cocción de las manzanas, sacamos la masa de la nevera y la amasamos templándola con el calor de nuestras manos. La estiramos sobre una superficie de trabajo enharinada consiguiendo un diámetro ligeramente superior al del molde. Sacamos el molde del horno y con cuidado de no quemarnos con el molde cubrimos las manzanas con la masa doblando los bordes hacia el centro.

Horneamos 30 hora para cocer la masa. Pasado el tiempo la sacamos del horno y dejamos templar. Desmoldamos mientras la tarta esté aun templada y dejamos enfriar por completo en el molde donde la vayamos a servir.

Esta mucho más buena si la servimos templada y con una bola de helado de vainilla, o de nuestro sabor preferido.





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